Hace tiempo mi sueño era ser la co-protagonista de una película de John Cusack (Serendipity, para ser más exactos). Casi que por un tiempo me atrevo a decir que viví la película, sólo que con un John menos famoso, más bajo, con pelo corto, joven y que vivía por ahí cerca de Barrancas de Belgrano.
Lo malo de las películas es que terminan. Y la mía, siguiendo su naturaleza, también vió el fin, corrió los créditos y saltó la música en crescendo indicando su final.
Me costó aceptarlo. Mucho.
Fue como cuando terminás un libro y te sentís vacío (¿es normal sentir eso en una época en la cual a la gente ya ni le gusta leer?) y te enfrentás a la incertidumbre de qué le pasará a los personajes. El problema es cuando vos mismo sos un personaje.
Pero tanto como empezó y terminó mi película de John Cusack, empecé una nueva. El tema es que sigo sin saber exactamente cuál.
A veces me despierto y mientras todavía tengo lagañas en los ojos y el sueño en mi cabeza, escribo los diálogos de mi nuevo guión en el aire y los edito, cuadro por cuadro, en el cuarto de edición que tengo tras los párpados. Y, a veces, mientras lo hago, no sé si estoy viendo segmentos de una película inédita de Hitchcock (¿o debería de decir Ed Wood? Porque si bien son imágenes espantosas y que dan miedo, tienen cierto grado de ironía y patetismo digno del Gran Pequeño Director.) o cortos amateur que pasan a la madrugada en I-sat (que quieren ser, pero todavía les falta).
Extraño a John. No al que tuve, a la idea.
A veces todavía me permito soñar con sus películas infiltrándose a mi vida. Los pequeños grandes gestos, ¿vieron?
Eso es lo que extraño, supongo. La magia del cine presente en el día a día.
Lo malo de vivir en un mundo de fantasía, es que te acostumbrás, y cuando algo no es mágico, se siente como si alguien te estuviese clavando un puñal directamente en el corazón. Y lo que es aún peor, es vivir en un mundo de fantasía que sabés que puede existir, sólo que te falta la persona correcta que esté ahí a tu lado mientras dirigís.
¿Entienden? Mi productor ejecutivo, mi asistente de dirección, mi actor favorito.
Soy Tim Burton (aunque lo odio) y me falta mi Johnny Depp; John Hughes sin mi Molly Ringwald. Tarantino sin Uma o Cristoph Waltz.
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