Cinco cartas en una hora. Creo que la vida rompió un record conmigo hoy.
Cada carta con un nombre diferente. Estoy segura de que si las sumo todas me da 23.
Junté una.
La que gritaba su nombre.
Llegué a odiar tu nombre, ¿sabías? Cuando dejé de pronunciarlo como vocativo a mis "te amo", otras bocas empezaron a gritármelo por todas partes. Estaba en la calle, en los bares.
- ¿Y vos cómo te llamás?
- Juliana. ¿Y vos?
Siempre la misma respuesta. Figurita repetida. Late, late, late, late.
Hoy, de nuevo: late, en un doce de espadas.
La diferencia es que hoy no odié su nombre, ni la carta, ni la figurita repetida ni lo odié a él.
Ya no te odio. Estoy orgullosa de mí misma. Pero el orgullo es parte por no odiarte, parte por no amarte más.
Sí, lo dije.
Ya
no
te
amo.
Es un gran paso dejar de amar a alguien. Más para mí. Más con vos.
Me encantaba esa figurita. Ahora me da lo mismo. Ahora está en el álbum de alguien más, hasta donde yo sé por allá de viaje.
Sin embargo ese doce de espadas me hizo pensar.
¿Y si volvieras a mi vida?
Te perseguí por meses. Te rogué que me dejaras entrar de nuevo. Me arrastré por el suelo, lloré, grité. Los dos dijimos cosas que no queríamos.
"Te vas a arrepentir y lo sabés."
"Lo sé."
No importa. Terminó. Dejé de arrastrarme y me paré y caminé. Primero con pasos de bebé. Eventualmente volví a correr por la vida como siempre. O seguí salticando, porque me gusta más salticar.
Pero... ¿Y si volvieras?
Hoy la carta me hizo pensar en eso. ¿Sentiría que te lo debo, que me lo debo, por todos esos meses suplicando entre lágrimas, moqueando, gritando tu nombre?
Llegué a una conclusión: no tengo ni la más pálida idea. Creo firmemente que no.
Sos figurita repetida.
Quiero una nueva.
Ya.no.sos.más.el.amor.de.mi.vida.
No de esta vida.
Lo fuiste de la que tuvimos juntos.
Te quiero, pero no te quiero conmigo.
Avances.
No hay comentarios:
Publicar un comentario