Sos la gota que derramó mi vaso, la piedra en mi zapato. Fuiste el villano en mi historia, y yo te confundí por un príncipe enmascarado. Te pensé, equivocada, como un descanso. Fuiste una piedra obstruyendo el paso. Hasta el día de hoy te tengo marcado. Tatuado en mi piel y grabado en mis párpados. Sos una mancha en mis palabras; la niebla que nubla la vista al mirar hacia el futuro que, después de vos, me he ganado.
Podría odiarte, pero no lo hago.
Sos condescendencia y sos error. Sos llanto y sos dolor. Llevo las cicatrices de tu guerra en mi corazón. Sos el crimen, la sentencia y la condena, pero más que nada una lección.
Que no se mueva no significa que esté muerto. Que brille no lo hace oro.
Todos somos lobos.
Hay sapos que, aún besados, siguen siendo sapos.
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