martes, 11 de septiembre de 2012

Just go with it

No lo iba a subir, pero bueno, las circunstancias lo ameritan.

Éste es para mí, en nombre de todos ellos. 
En nombre del olvido que no olvida
y el pasado que piso todavía con cada paso que camino. 
Es en nombre de aquel monaguillo que me dio historias para contar en fiestas de por vida. 
En nombre de aquel pan de Dios, 
ayuda Divina que llegó cuando me había dado por vencida. 
Es en nombre de él que hoy uso el slogan pelotudo de L'Oreal y me digo: Yo lo valgo. 
Es en nombre de aquel lobo estepario (sí, incluso de él)
que con sus inseguridades, sus traumas y sus heridas me pasó por encima, 
cuyo nombre empieza con G y termina con O 
y debo admitir que es lo que mejor aplica porque si hay algo que puedo decir de él
es que me jedeó.
Es en nombre de los kilómetros viajados a escondidas por un par de cogidas. 
Es en nombre de aquel pobre corazón que no tuvo mejor idea 
que llamarme su princesa y profesar su amor en la primera salida.
En nombre de aquel trabajador público que me ganó en un bar hablandomé de filosofía. 
Esto me lo digo en nombre de mi ya alcanzada y destruida utopía.
En nombre de aquel chico que hizo de nuestra historia una película;
aquel que me sacó de la cornisa y me enseñó su amor con dulces melodías. 
En nombre de aquel que no hace mucho me dijo que quería amar como me había amado a mí,
a otra chica. 
Es en nombre de mi por siempre peor víctima: 
aquel que por error o simpatía no me vio como otra más en un mundo de minas. 
En nombre de su perseverancia, el alcohol, el porro y nuestras noches compartidas. 
Es en nombre de aquellos que usualmente olvido, 
cuyos nombres y rostros se perdieron en un el torbellino de noches con de todo un poco, menos alegría.
Y, finalmente, es en nombre de él:
aquel que recorre con sus dedos mis heridas, 
que conoce todos mis mambos habidos y por haber y me cuida;
aquel que fiché en el mundo mágico de Internet
y que día a día sacude mis estanterías. 
Así que éste es para mi, en nombre de todos ellos. 
Para que la próxima noche en que mis inseguridades y mis miedos me dejen recluida,
recuerde que el ya gastado dicho tiene su cuota de razón:
siempre hay un roto, incluso para esta descocida. 


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