Venía bien, eh. Después de la noche en la oscuridad de ayer, hoy abrí los ojos y habría jurado que veía luz. Ilusa. ¿Eso? ¿Luz? Creo que eran mis ilusiones y esperanzas brillando con lo poco que les quedaban a través de mis ojos todavía con lagañas.
Juro que intenté evitarlo igual. Me dije a mí misma e incluso pronuncié las palabras para oídos ajenos: "hoy va a ser diferente. Hoy la remo." Hoy es un excelente ejemplo de la vida mirándote a los ojos y diciéndote, con voz de camionero, "CHUPALA." Hoy es uno de esos días en los cuales incluso la nena (o nene, no sé, vos fijate) en el espejo te dice:
- No. Hoy no la peleas un carajo. Hoy te reducís a posición fetal en tu cama fría y te conformás con sentirte como un nene de cuatro años, rogando que venga su madre para prender la luz del cuarto a la medianoche. Hoy no ves la luz del día y no sonreís y no te causa gracia una mierda. Hoy sos miserable. Mañana vemos como viene la cosa.
Así que ese es mi hoy. Son las tres de la tarde y yo sigo en mi cama. Las persianas están bajas y mi humor ni se imaginan. Internet no ayuda por encima. ¿Vieron cuando el mundo entero parece estar complotando en su contra para que absolutamente nada salga bien? Bueno... Igual, tan ilusa no soy. Soy demasiado chica e irrelevante como para que TODO el mundo esté en mi contra. Sin embargo, hoy, mi cabeza está en mi contra,, y eso es más que suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario