lunes, 25 de febrero de 2013

Dream works.

A veces me pasa que me olvido que soy algo diferente a lo que fui. Es como que los límites se borronean un poco y se confunden, pero no para mal. No se mezclan, simplemente no está tan marcado dónde empieza uno y donde terminó el otro. Es como que fue un cambio de capítulo, no un libro completamente distinto el que empecé a escribir.
Suena raro: un libro completamente distinto. ¿Dónde terminó? ¿En El arte de extrañarte? ¿En el llanto de Viernes a la noche con Jorge Drexler sonando de fondo? ¿En el otro Viernes nadando en aguas de ron, vodka y otros ojos? Juro que intento pensarlo pero no veo muy bien el límite hoy. Creo que en la frase "quiero amarla como te amé a vos." Ahí caí en que no era suficiente girar la página. Era una historia que ya estaba vieja y se prestaba a retirarla.
Capaz es el sueño. Capaz es que me acabo de despertar y todavía mi cabeza no conecta muy bien lo que fue con lo que es y lo que siguió siendo en el medio. Sea lo que sea, me acabo de dar cuenta de que no me había dado cuenta hasta este momento que las cosas se sentían diferentes.
Es decir, me había dado cuenta de un cambio. Me lo han dicho y creo que donde lo noto más, es acá. Sin embargo no lo había visto. Ahora lo veo desde afuera, si es que se puede decir. ¿Será esto a lo que se refieren cuando hablan de una experiencia fuera del cuerpo? Insisto, capaz es el sueño.
Lo que sé que no es síntoma y consecuencia del sueño es lo que veo. Es verdad. Hace meses no lo pensaba. Bueno, hace meses no tenía derecho a pensarlo. ¿Cuándo pasó que dejé de buscarlo? ¿Cuándo cerré la puerta? ¿Cuándo llegué a este punto en que dejé de pensar en revisar mi mail cada diez minutos para buscar un nombre conocido?
Odio las nauseas. No recuerdo las mariposas. Pero esto me encanta. Creo que estoy enamorada de esto. Es un poco caótico la verdad. Por esto sí siento un temblor bajo mis piernas. Amo las preguntas.
Es curioso y conflictivo que las ame porque soy un ser curioso que busca respuestas hasta donde no las hay. Sin embargo, cada tanto, estoy bien en la cama con la duda a mi lado. Siento el calor de las dudas y la incertidumbre penetrando mi piel y es el sentimiento más cercano a esas mariposas de las que ustedes tanto hablan que tuve en los últimos años.
Estoy loca, ya sé. ¿Enamorarme de un estado anímico? 

Capaz es el sueño. 
Lo que sea que sea, quiero acordarme de esto cuando me despierte: este estado anímico sí quema violeta.

No me había dado cuenta.

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