- No entiendo por qué mierda me querés después de todo lo que hice.
Porque tus manos me anclan a esta realidad cuando ya tuve demasiada vida para un día, y tus besos me recuerdan que si aguanto una hora más, un minuto más, un día más, capaz te veo o te hablo o te siento al lado mío cuando no estás.
- Yo a veces también intento pensarlo, y me pregunto lo mismo.
- No entiendo por qué la duda no te gana y cruzás la puerta...
Porque hay una duda más grande en tus ojos y en tu boca y en tus palabras y en tus silencios que todavía quiero contestar.
- Yo tampoco.
- No quiero que la cruces.
No la cruzaría.
- Vemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario