viernes, 1 de marzo de 2013

Bittersweet irony of life.

Vomitaría mi cariño hasta deshacerme de mi peso en agua, pero mi organismo prefiere sangrar en forma de lágrimas y palabras que no llevan a nada. No puedo pararlas. Quiero escupir este nudo que tengo en la garganta. No puedo comer, no puedo pensar. Cualquier cantidad de llanto derramado vuelve a entrar con el aire, con el silencio, con el ruido de una banda practicando en el garage de una casa que no conozco, que no voy a conocer, pero que probablemente el día de mañana recuerde.
¿Volvería atrás en el tiempo? No creo.
Lo vuelvo a decir: la vida es como un hombre bi-curioso que te llama a las doce de la noche antes de salir te dice que le gusta tu mejor amigo, pero que te ama a vos también. Es una histérica. Los hombres se quejan de que las mujeres les hacemos la vida imposible. ¿Y ella? Una carta. Ahora. Tres de corazones para ser más específica.
Insisto: no llego a nada.
Quiero que hoy se termine y que empiece el mañana.
¿Volver en el tiempo? No, gracias. ¿Detenerlo? Por favor que alguien me señale donde compro de eso.
Quiero detener el tiempo y respirar aire limpio.

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