Es esa sensación comparable a un año bisiesto. Sabés que va a venir, pero pasa el tiempo y te olvidás qué año es y cuánto tiempo atrás fue la última vez y para cuando te das cuenta, te acordás de qué trató su ausencia. Se hace desear, por algo se espera. No digo que uno se inmute, la vida sigue. Los días corren, las horas pasan, los recuerdos vuelan. Pasan estaciones enteras sin esa sensación. Y de repente, te acordás. Te cae la ficha de por qué ese 29 de febrero no es como otros, tanto como esa sensación no se compara con ninguna otra. No podes hacerla caber en años donde no entra. No podés escribirla en historias donde no quiere que la cuentes. No podés forzar a un día a existir donde no debe. Tampoco podés hacer de cuenta que no existe cuando sí.
Es caos, es verdad. De repente un día más. Uno que habías descartado, capaz. Te sacude la rutina. Pero mejor aprovecharlo mientras está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario