lunes, 18 de marzo de 2013

En una mariposa.

- Siento que ya ni te conozco. 

Una vez sola, se observó en el espejo. Todo seguía igual. Su pelo igual de colorado; las mismas ojeras bajo sus ojos por la falta de sueño; las mismas letras escritas en su piel; sus heridas cada una todavía en el mismo lugar. No notaba nada raro. Sabía que había empezado a maquillarse de manera diferente, y que su ropa no era del mismo estilo que cuando se habían conocido, pero por el tono de su voz, sabía que no era eso a lo que él se refería. Todavía escuchaba la misma música, miraba las mismas series y hablaba de los mismos temas con la misma pasión que siempre (Han Solo no disparó primero. Los midiclorianos son una gran broma. Marte está en el top five de lugares a visitar. Calipso es el satélite más genial.). Se quitó la ropa frente a su reflejo y examinó su cuerpo en busca de algo nuevo. Sus lunares seguían ahí. Nada había cambiado. Miró detenidamente su misma mirada y lo vio. 

- Hay algo nuevo. Algo que quizás no vi antes o que no estaba. 

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