jueves, 28 de marzo de 2013

Me duele lo que no es cuerpo.

A veces siento la magia drenarse de mí entre las lágrimas. Es como si fuese una canilla que gotea y eventualmente se vacía el tanque. Le tengo miedo a ese momento. Debo admitir que ese miedo sí es uno que tiene el poder de no sólo paralizarme, si no quebrarme las piernas, romperme los brazos y despedazarme. Hoy es uno de esos días en los que siento que perdí la magia entre todos los regalos que hice con ella, porque la vida hoy no los devuelve.
No soy de pensar que la gente puede estar irreparablemente rota, pero hoy, sin lugar a dudas, me rompí.
Buenas noches.

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