martes, 14 de agosto de 2012

Ciertamente maldigo el día en que empecé. Ahora estoy sentada en un café, con un latte en mano, la netbook en frente mío, la lluvia cayendo afuera y golpeando los techos de los autos, y yo siento el vacío entre mis dedos que sostendrían al cigarrillo. Suena la música de mi biblioteca en la pc, y saboreo el café y extraño saborear el tabaco.
Muchachos, no empiecen a fumar nunca.

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