Esto empezó como el viaje de una chica de unos veintitantos intentando dejar de fumar. Ahora es como un diario íntimo. Esperen incoherencia, ira, frustración, cosas lindas y capaz que un par de cosas sexuales. Lean a su riesgo.
lunes, 20 de agosto de 2012
Una rosa, un amor, y yo.
Podría dejarme consumir entre las cenizas. Rendirme y respirar el humo a mis pulmones: dejarme llevar hasta que su calor me haga trizas. Podría soltarme y dejarme llevar, podría dejarme morir como siento a veces implora lo haga la vida. Podría comprar un pasaje al más allá, donde el mal no murmura a mi oìdo, y comprar tan sólo el boleto de ida. Podría adormecerme, como tantas otras veces, sin sentir la luz del día. O podría meterle garra, sacar la fuerza del bolsillo, trepar y patalear hasta por fin alcanzar poder arañar la superficie y verme de nuevo viva. Podría hacerlo por tus ojos, por tus palabras, por tus manos frías sobre las mías. Podría hacerlo por su nombre, por su recuerdo, por cómo sigue palpitando dentro mío, entera, fusionando sus ideas con las mías. Podría hacerlo por tus labios sobre los míos, por tu corazón marcando el ritmo, tus penas y tus olvidos, que yo tomaría cómo propios si significara que a vos no te pesarían. Podría hacerlo por cómo siento que, aún el día de hoy, me guía, desde arriba, por cómo está acá hoy en mí y en mi amiga, por cómo está ahí, acá, allá, donde sea, en toda movida. Podría hacerlo por vos, por ella, por ellos, por ustedes, por todos. Podría hacerlo por tantas personas, vivas y muertas, pero sin embargo, hoy, lo hago por mí. Hoy podría, puedo y podré mantenerme viva. No porque alguien más lo mande, no porque alguien más lo pida. Hoy estoy acá porque puta madre vale la pena estarlo, aunque haya malos días.
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