Hace un rato viajaba en el colectivo mirando por la ventana, pensando cómo tenía suerte porque todavía no me había agarrado la abstinencia dura que causa ira. Minutos después me encontré a mí misma gritando que odio a la vida y "Hay minas que necesitan que alguien les clave una pija del tamaño de mi paraguas para que sean felices."
No canten victoria tan pronto, muchachos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario