Soñar es gracioso. Soñar es raro.
Soñar a veces es doloroso.
Recién estaba mirando a mi gata tirada sobre mis piernas y no pude evitar que me llovieran mil pensamientos. Me acordé de mi sueño de cuando era chica: tener un departamento, una familia y animales. Y así, mirándola a los ojos raros de gata, me di cuenta que tuve suerte. Con todo lo malo y todo lo bueno, cumplí mi sueño. Tuve y tengo mi sueño. Pude sentirme familia. Conseguí un "hogar". Conseguí algo que muchos nunca consiguen. ¿Qué importa cómo terminó? Yo todavía los tengo a estos dos monstruos. Es como un divorcio, pero sigue siendo familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario