lunes, 20 de agosto de 2012

That-which-must-not-be-named.

Ayer hablaba de dejar de fumar con dos amigas y cómo tengo que evitar empezar a comer por la ansiedad. Creo que hasta ahora estuve bastante bien, pero hay ciertos temas que si los hablo mucho, prenden una lamparita en mi mente. Así fue como empezó, de hecho. Un día colapsé y me corté y mis padres vieron mis brazos con sangre y mi papá se me puso a gritar que me estaba destruyendo la vida por pelotuda, que sólo me faltaba ser anorexica y bulimica, y que si me quería matar de verdad, que lo llamara a él y él se encargaba de lograrlo. A partir de ahí, la anorexia y la bulimia fueron parte de mi vida también.
La cuestión es que si a veces hablo mucho del tema, quiero hacerlo, simplemente porque recuerdo todas las cosas lindas. Bah, "cosas lindas." Recuerdo las cosas enfermas de estar enferma que me gustaban por mi mentalidad enferma. Me acuerdo de mi esternón sobresaliendo, y los 10 kilos perdidos en cuestión de semana y media. Me acuerdo de la ropa linda y de mirarme al espejo y sentirme mejor. Y me acuerdo de cómo me gustaba cómo quedaban los cortes finos en mis muñecas, sobresaliendo.
(continua, pero me quede sin tiempo de escribir)

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